jueves, 8 de abril de 2010

Tres personas mueren en el vendaval más fuerte que sufre Galicia en los últimos 25 años


El temporal, que azotó Galicia en la madrugada del 25 de enero de 2009, se ha convertido en el peor de los últimos 25 años y ha dejado a su paso tres víctimas mortales y un sinfín de desperfectos. Los vientos que alcanzaron los 200 kilómetros por hora arrasaron a su paso tejados, árboles, y buena parte del tendido eléctrico de la comunidad autónoma. Las provincias de A Coruña y Lugo se quedaron a oscuras, al igual que muchos municipios de Pontevedra y Ourense. En el mar se registraron olas de hasta 12 metros que arrancaron una batea en Vilanova e hicieron escorar un barco portugués cuando navegaba setenta millas al noroeste de A Coruña. Seis tripulantes tuvieron que ser evacuados y uno de ellos, el capitán, murió de una parada cardio-respiratoria durante el traslado.
No fue la única víctima mortal. A las cuatro de la mañana fallecía el sargento de la Guardia Civil Lorenzo Martín Alonso, de 52 años de edad, al caerle encima un eucalipto mientras regulaba el tráfico en Cervo.
El tercer muerto fue un anciano, Jaime Carrera, de 82 años, que murió calcinado en Vilalba al declararse un incendio en su casa debido a un cortocircuito provocado por el temporal.
Además el temporal puso en grave riesgo la vida de al menos otras tres personas. En O Morrazo, dos jóvenes que viajaban en moto resultaron heridos al enganchárseles un cable del tendido eléctrico que se había caído y en Pontevedra un árbol se desplomó sobre la furgoneta en la que viajaba un joven de 25 años, que terminó con heridas de carácter leve.
Aunque el temporal atravesó la comunidad autónoma de madrugada, Galicia no recuperó la normalidad durante toda el día, ya que la circulación ferroviaria siguió colapsada, se siguió transitando con dificultad por muchas carreteras y quedaron dañadas buena parte de las infraestructuras eléctricas del territorio.
Los vientos huracanados afectaron también a las comunicaciones telefónicas. Unos 40.000 clientes estuvieron sin teléfono fijo. Además se quedaron fuera de servicio 200 estaciones de telefonía móvil, de manera que algunas zonas no contaron con cobertura para hacer llamadas.
Los colegios también sufrieron desperfectos. La Consejería de Educación cuantificó en un millón los daños tras haber arrancado el viento la cubierta de cinco centros.

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